En abril de 2016 publiqué un post llamado Diálogos con Lázaro en el que
describía, con cierta edición mis diálogos con un paciente.
Comenzaba mi diálogo con una ilustración de Lázaro de Betania y una irónica
alusión a la escena bíblica.
Lázaro de Betania es un personaje bíblico del Nuevo Testamento,
hermano de María y Marta de Betania.
Vivió en Betania,
un pueblo en las afueras de Jerusalén.
En su casa se alojó Jesús al menos en tres ocasiones. Es muy
famoso principalmente porque según el Evangelio de Juan fue
revivido por Jesús. A partir de esta historia su nombre es utilizado
frecuentemente como sinónimo de resurrección.
Cuenta una leyenda no autorizada, que una vez resucitado por Cristo con
las palabras “Lázaro, levántate y anda”, salió Lázaro lo más campante por la
puerta de su casa y con la mirada azorada y emocionada sus amigos le dicen:
Lázaro, ¡Qué grande es Cristo, estás con nosotros de nuevo!”
Y Lázaro les dice:
¿Grande Cristo? ¡Ni me revisó!
Aquí va un segundo capítulo de mis diálogos con
Lázaro, a raíz de unos emails que me envió esta semana:
Miércoles 27 de
marzo
Querido Charlie:
Viajo el 29 de Abril a España y voy solo porque Mirta
se tiene que quedar unos días. Viajo un poco preocupado por mis problemas de
poca movilidad. Tengo un poco de vértigo y además de pisar con poca seguridad
no camino en línea recta (parece que estuviera en pedo).
Pregunta concreta: ¿Existe algún medicamento que
sea un paliativo para el vértigo y no tenga efectos secundarios que sea peor el
remedio que la enfermedad?
Un abrazo en Cristo.
Jueves 28 de marzo
Queja
Queja
Querido Charlie:
He empezado a escribirle al Hospital una
queja pero recordando lo mal que te sentó aquella vez que me quejé en la
recepción cuando tardaste demasiado en atenderme, he dejado mi nota a medias y
he decidido consultarte a ti antes de quejarme. A ver tu opinión (Esta vez la
queja no te afectaría).
Para atenderme por la dermatóloga me
dieron turno para aproximadamente tres meses. No lo recuerdo con exactitud ni tengo ganas de
empezar a buscar. Me atendió la Dra. María de Magdala, después de tres meses
de espera, me recetó y me dieron nuevo turno para dos meses después. Nuevo
turno para el 10 de Abril.
Ahora me han llamado por teléfono y me dicen que María
Magdalena está en un congreso y no puede atenderme. Le digo, a quien me ha llamado
por teléfono, que me atienda en Larrea otra dermatóloga que supongo que
sustituirá a la ausente, pero me dicen que no y me dan nueva fecha para fines
de mayo.
Yo tengo pasaje pago para avión a Madrid el 29 de abril.
Iba a escribirle al Hospital diciendo que eso no es
de recibo y que si no me mantienen la fecha del 10 de abril con la dermatóloga
o dermatólogo que sea, tendré que considerar la posibilidad de darme de
baja del Hospital.
No me fui ya del Hospital por no perderte a ti como
médico y amigo pues me dijiste una vez que si me daba de baja no "te vería
más" y no quiero perderte ni como médico ni muchos menos como amigo.
Pero permíteme que te diga, de una manera muy
suave, que abandonar a un paciente-socio después de casi medio año de espera porque
un médico se ha ausentado (por la razón que sea), es una actitud POCO
RAZONABLE.
Creo que ante la ausencia de un médico debe haber
otro médico que mantenga la lejana fecha de turno que se le dio al socio
paciente. ¿No lo crees tú así? Y no quiero que me manden al Hospital pues tengo
problemas de movilidad y 87 años de edad. Y no quiero pedir ambulancia pues
entiendo que es mi deber no ocasionarle gastos innecesarios al Hospital. Deseo ser atendido en Larrea donde puedo ir
caminando (todavía).
¿Termino mi carta de queja al Hospital o tú
prefieres que no me queje y me lo solucionas?
Queja II
Jueves 28 de marzo
Querido
Carlos:
Me
equivoqué. No me dieron nuevo turno para mayo sino para junio.
Abrazo.
Queja III
Jueves 28
de marzo:
Querido Carlos, olvidé comentarte que el turno para
Junio que me ofrecieron lo he rechazado pues para esa fecha estaré en
España.
Así que en Abril no puedo atenderme porque no está
la dermatóloga ni en junio podré atenderme porque no estará el paciente.
Tal vez podría pedir un turno para octubre que ya
estaré aquí, pero es que dada mi edad no estoy seguro de estar vivo para octubre.
Abrazo.
Queja IV
Jueves
28 de marzo de 2019
Hoy tengo ganas de
hincharte las pelotas.
Supongo que tu Hospital
debe tener un Jefe de Organización.
Hazle saber que un amigo
mío del club social que tiene un problema de piel similar al mío y no es socio
de tu prepaga, ha ido a la guardia y por una módica suma que creo que es
algo así como 2.000 miserables pesos ha sido atendido inmediatamente de una
manera muy amable, cortés y satisfactoria.
Sin embargo a mí, que creo
que tengo unos 15 años o más de antigüedad como socio del tu prepaga y pago
actualmente unos 10.000 pesos mensuales me dan turno para dentro de seis
meses.
Pregúntale al Jefe de Organización
si le parece razonable este sistema. Un abrazo.
Algunas
repuestas a algunas de las muchas tribulaciones de Lázaro de Betania
Pregunta concreta:
¿Existe algún medicamento que sea un paliativo para
el vértigo y no tenga efectos secundarios que sea peor el remedio que la enfermedad?
Respuesta: No. El tema del equilibrio
tiene múltiples factores que en los ancianos se suman y no pocas veces se
potencian: la vista, el órgano del equilibrio (el oído) la musculatura (pérdida
de masa muscular o sarcopenia); objeto de muchos estudios y pocas
conclusiones/soluciones unificadoras efectivas. En tu caso viajar solo por
aeropuertos atestados de gente con conexiones estrechas y traslados intra-aeropuerto largos y complejos, colas,
requisitorias y trámites es actividad altamente desaconsejada, al menos por mí.
Tema dos: demoras e informalidades en
dermatología.
Tenés toda la razón del mundo. Es un
claro problema de oferta y demanda que los servicios como Dermatología y tantos
otros, no saben manejar y el resultado es una profunda percepción de mala
atención por parte de los pacientes.
Mi visión, es que desde la Dermatología
se creó una industria de las manchas en la piel y los nevos (lunares); los
viejos están absolutamente llenos de nevos y manchas que jamás les ocasionarán
nada excepto “una mancha más al tigre” (disculpame la crudeza) sin embargo
consultan y consultan y consultan, desde los medios se les llena la cabeza, con
objetivos claramente comerciales, con la presunta “prevención” y por otra parte
los viejos quieren recuperar la lozanía dérmica de Marilyn Monroe…
consecuencia: demanda infinita, oferta muy limitada, gastos innecesarios
crecientes, descontento de todos los actores: pacientes tratados como
ganado, médicos malhumorados que atienden pésimo y abusan de
poder y administrativos, en las trincheras enfrentando altanerías de médicos descontentos
y pacientes descontentos que descargan su furia contra ellos. Hay que terminar con la industria del lunar,
de la cosmetología pseudo-científica o hacerse cargo de la demanda, un
verdadero Frankenstein que generamos. Yo
tengo la dicha de hacer “preingresos” esa instancia en que el paciente tiene
que recurrir a un examen para acceder a los carísimos cuidados de la medicina
prepaga. Siempre digo que es la única instancia en que el individuo, futuro paciente, se comporta
como un “osito de peluche”, no tiene nada, solo quiere tener cobertura por “si
me pasa algo serio” “soy enemigo de los médicos y de los medicamentos”… una vez ingresado al sistema y carnet en mano
se convierte en un Osama Bin Laden, un
General Montgomery o Patton, un Stalin del uso de los servicios de salud: pide
densitometrías, determinaciones de hormonas, vacunas, vitaminas, gimnasios,
acqua gym, extracciones a domicilio, nutricionistas, deportólogos y psicólogos a
domicilio. Son asimetrías entre la oferta creada y la demanda y sobre todo en
la percepción de calidad. No puedo solucionar el mercado, siempre pienso en que
quisiera convertirme en un dictador pero dicen que las dictaduras son muy
malas.
Aclaración: no es solo la dermatología
la creadora de mercados; la ginecología lo hizo con la menopausia, las mamografías, ecografías
y hormonas, la endocrinología con la osteoporosis, la cardiología con las
arterias, los lípidos, el ejercicio y muchas cosas más, la neumonología con la
falta de aire, la reumatología con todo lo que te duela, la urología con un
antígeno diabólico que se llama PSA, luego de muchísimos años de hacerte mirar
innecesariamente contra la pared para introducirte un dedo en el ano; dedo que
no sabías de quién era porque en el consultorio había cinco médicos y como la
puerta quedaba abierta, alguna secretaria que tenía una duda o un vendedor de
café y chipá que pasaba y vio la puerta abierta, la gastroenterología hizo de
los gases una industria que casi supera a la industria del gas licuado de
petróleo, etcétera.
Pregunta:
¿Termino mi carta de queja al Hospital o tú
prefieres que no me queje y me lo solucionas?
Respuesta
Por supuesto, terminá tu carta (aunque
ahora ya me estoy encargando de que llegue a unos cuantos oídos, que zumbarán
esta noche):
1. Por un lado creo
que si todos los que se quejan a viva voz lo efectivizaran en una carta, al menos podrían
generar conciencia del problema en los prestadores (nosotros), por otro lado,
estoy seguro de que en el hospital donde se atiende no hay UN SOLO profesional
que preste tanto la oreja y responda y contenga como lo hago yo. Aun así, no
pocas veces salgo escaldado y apaleado porque también genero expectativas de
soluciones permanentes y como digo yo… llega un momento en que todo es
insuficiente y como favores frecuentes se convierten en obligaciones permanentes,
termino pagando el pato.
2. Las relaciones
médico-paciente tienen las mismas vicisitudes que las relaciones
interpersonales y/o familiares: los matrimonios se casan para toda la vida,
para asistirse y acompañarse en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en
la pobreza, en la vida y en la muerte. No pocas veces terminan en tribunales,
tironeando por sus bienes y sus hijos o presos por homicidio alevoso; los hermanos
juran que nunca van a pelear por “unos pesos de herencia” y se sacan los ojos
por un reloj del abuelo que no vale cien dólares en una casa de compra venta;
los amigos lo son por toda la vida y cada vez nos quedan menos. Imaginate por qué una relación médico-paciente sería la excepción.
Y te hago aclaraciones pertinentes: el día
que me enojé porque te quejaste, petiso airoso, no fue por miedo a que me
sancionen sino porque en una de tus “urgencias” (sería otro lunar) te dije que
vayas y me veas y lamentablemente ese día me demoré seguramente con algún otro
malcriado como vos y no dudaste en levantarte e irte airosamente. Me causó
mucha gracia, lo ladino y jodido que sos, nada de miedo, te comería a besos por
lo demonio que sos.
Segunda aclaración:
Los médicos suelen acudir a una “herramienta
diabólica” que se llama “sobreturnos”.
El “sobreturno” tiene varias
interpretaciones, usos y abusos con los que disiento:
Sobreturno
visto desde el lado del paciente: “Al menos me va a atender, al menos salvará
mi vida, hay que reconocer que están taaaaan ocupados”.
Sobreturno
visto por el recepcionista (sin razón): “Me da derecho a decirle cosas como: el doctor está
muy demorado porque tiene muchos sobreturnos
(enfatizando, subrayando y resaltando el sobreturno) así que VA A TENER QUE
ESPERAR, resaltando el imperativo. En este caso el sobreturno viene a ser el móvil-justificación
de la violación, de la privación ilegítima de la libertad y de la violación de
todos los derechos constitucionales. Un paciente "en sobreturno" ha perdido todos sus derechos y dignidad, es un rehén de las hienas.
Pensamientos del recepcionista (con razón): Por qué no se arreglarán entre ellos en lugar de hacernos dar la cara y ser recipientarios de cuanta blasfemia o lugar común se les ocurre. No veo la hora de conseguirme otro trabajo.
Pensamientos del recepcionista (con razón): Por qué no se arreglarán entre ellos en lugar de hacernos dar la cara y ser recipientarios de cuanta blasfemia o lugar común se les ocurre. No veo la hora de conseguirme otro trabajo.
Sobreturno
visto desde el lado del médico: (que dicho sea de paso, ofrece muchos menos
turnos que los que debería de acuerdo a su demanda): ¡Que se joda y que
espere!, encima lo voy a atender en cinco minutos, si es posible de pie y con
la puerta del consultorio abierta y mientras me pongo el casco de la bici para
irme a casa.
Sobreturno
como lo concibo y soy coherente: mis
pacientes saben cómo acceder a mí, tienen mi número de teléfono, mi email, mis
turnos y la posibilidad de ir al consultorio una vez que finalicé la consulta.
Con el tiempo hemos aprendido y sabe consultarme por cosas razonables, aun así,
ahora que están de moda los “aptos físicos” o “certificados” como les llaman a
las constancias de aptitud física, no pocas veces me lleno de “mandaditos” “Doctor
necesito el apto físico para el acqua gym” déjemelo en recepción” en un
WhatsApp que recibo mientras estoy almorzando o en la calle y que “tengoquetratardenoolvidarme”.
Aclaración: pertinente. No me pagan más
por este valor agregado. Me pagan lo mismo que si terminara el consultorio y me
desentendiera totalmente de la vida de mis pacientes, lo hago porque si bien el
“Juramento Hipocrático” me parece un papel ridículo y obsoleto, siento que
parte de la medicina es asistir y tengo vocación de ello. El tema del jornal es
tema mío y no hago uso de estas “falacias ad misericordiam” para que me paguen
más, no obstante lucharé para que estos indicadores de calidad sean percibidos
y remunerados.
Tu
comentario:
Tal
vez podría pedir un turno para octubre que ya estaré aquí, pero es que dada mi
edad no estoy seguro de estar vivo para octubre. Abrazo.
Mi respuesta: muy inteligente lo tuyo,
lástima que no se pueda donar tu cerebro, creo que tira para otra vida más. No
lo acompañará la carrocería, pero habría que guardarlo junto al de Einstein.
Dicen que más vale tener un enemigo inteligente que un amigo boludo y quiero
que sepas que por más que te disfraces de cordero, viejo lobo feroz, sé que sos
un enemigo inteligente, con el cuchillo bajo el poncho y dispuesto a
desangrarme ante el más mínimo tropezón. Vivo nuestra relación médico-paciente-“amistad”
como un duelo de películas de cowboys, como una partida de póquer, como una
pulseada, te veo venir y sé que me ves venir, me encanta el “olor a napalm” de
nuestra relación.
La probabilidad de que en octubre se
junten el turno, el especialista y vos es cercana a 0 (cero), porque no se dan
turnos para octubre sino a partir agosto, porque el día que se abren en agosto
se agotan como las entradas a un recital de Paul McCartney, porque el día que
va el paciente el médique (lenguaje inclusivo) tuvo un congreso o su niño está
engripado o se le rompió el calefón o al paciente le pasó lo mismo.
La curiosidad mía es para qué un
paciente que duda si estará vivo en octubre querrá un dermatólogo en marzo…
Posdatas
1.
Estas quejas
serán públicas y no serán mensajes en una botella. Tengo la certeza de que
tenemos que barajar y dar de nuevo en nuestra relación con los pacientes, que
tenemos que no respetar sino venerar sus derechos, como los nuestros y como los de todos, que nos tenemos que hacer
cargo.
2.
Tus comentarios
son “un bife de lomo para un león”. El león soy yo que todos los días me pongo
en la cabeza y en los zapatos de nuestros pacientes y pongo en palabras un
tabú: cada día los maltratamos más.
3.
Aclaro que no me
pongo en la vereda de enfrente de mis colegas sino “de este lado” pero aclarando
que no me voy a dejar de joder.
4.
El traslado, la
interpretación y la edición de estas quejas me está ocasionado no pocas
pérdidas de amistades o de relaciones formales. Estoy empezando a ser visto
como un loco, una especie de Lilita Carrió, un denunciante.
5.
Casi
inexorablemente, cuando acudo a los colegas por estas quejas más que
fundamentadas, recibo una respuesta falaz; se deja de lado el problema para
decirme que soy agresivo o que el pobre residente (que maltrató a un paciente)
es un joven en formación (en deformación para mí) y que soy ofensivo y que bla,
bla, bla: pero el problema se termina olvidando.
6.
En los pocos años
de vida que me quedan (no quiero cometer tu desatino de llegar a los 90 o más)
no me voy a dejar de joder denunciando estas violaciones, esta soberbia de
médicos que lo que menos les gusta es escuchar a la gente y viven la consulta
como un castigo, como un impuesto para llegar a los paraísos de los ateneos,
las salas oscuras con películas de las coronarias o el brillo de las publicaciones
científicas mientras los pacientes esperan a que vuelvan de Oslo para que los
atiendan mal y en cinco minutos.
Te mando un abrazo.
Referencias
http://mimedicodecabecera.blogspot.com/2016/04/dialogos-con-lazaro.html
San Lázaro de Betania - Diócesis de Córdoba