sábado, 27 de agosto de 2022

Insitir con los barbijos: la entelequia contumaz e inútil

Todavía alguien se levanta de su asiento del colectivo y en modo admonitorio le impone a otro colocarse el barbijo; todavía algún chofer hace lo mismo; aún ningún político ni ninguno de nuestros sabios infectólogos, pseudo-epidemiólogos, pseudo autoridades en la materia se animó a “ponerle el cascabel al gato” diciendo que los barbijos que hemos usado, tal y como los hemos usado y los podemos usar, solo sirvieron, sirven y servirán para aumentar otros males como el empoderamiento de los unos sobre los otros, grandes negocios de unos pocos e, imagino, una brutal generación de desperdicios de difícil degradación. 

Los restaurantes, afortunadamente, se van llenando, los negocios también, vuelve el teatro, vuelven los espectáculos públicos, el maestro pizzero puede viajar desde Francisco Solano a trabajar en la pizzería, el transporte público transporta público, la vida vuelve lentamente a ser vida, aunque nunca será la misma. 

El ser humano no es idiota; es fácilmente idiotizable. La información errónea y no fundamentada sobre la salud, es un excelente compost para abonar la idiotez.

Documentado en dos trabajos de CIDRAP (Center for Infectious Disease Research and Policy), de la Universidad de Minnesota, y basándome en otros aportes e información personal de Jerónimo Cello, extraje algunos puntos sobre esta curiosa “prenda” adoptada en el mundo, que no sirvió para nada: las máscaras de protección personal. 

Fuente: Center for Infectious Disease Research and Policy (CIDRAP) at the University of Minnesota (UMN) - 14 de octubre de 2021 

Algunas claves: 

Modo de transmisión: durante varios meses se sostuvo que el vector de transmisión eran las gotas grandes y las manos; hoy está reconocido que el mecanismo principal es la inhalación de pequeñas partículas infecciosas del aire: aerosolización. 

Esto fue seguido de gran cantidad de información errónea y confusión sobre el rol de los diferentes métodos de protección facial, luego siguió una gran confusión y falta de fundamentación sobre las diferentes intervenciones de prevención, la efectividad de un método sobre otro y la jerarquía de recomendación de las diferentes prácticas. 

Varios estudios de alto perfil fueron publicados cuyas conclusiones adolecen de rigor científico y se extralimitan. 

1.Pese a la abrumadora evidencia de que el virus SARS-CoV-2 es transmitido primariamente por inhalación de partículas infecciosas aerosolizadas, les tomó muchos meses a la OMS (Organización Mundial de la Salud) y al CDC (Center for Disease Control) reconocer este modo de transmisión en sus folletos científicos. Ninguna agencia desprendió sus guías de las gotas y la transmisión de contacto enfocándose hacia intervenciones dirigidas primariamente a la inhalación de la aerosolización, el mecanismo probado de infectividad. 

2. Control de fuente (source control) es la habilidad de la máscara para proteger la infectividad del que la usa; protección personal es la capacidad de la máscara para proteger a quien la usa. Ninguna de las máscaras usadas (eficacia) y menos la forma en que se las usa (eficiencia), tiene utilidad. 

3. Los barbijos comunes y las máscaras de fabricación casera son ineficientes. 

4. Su aplicación defectuosa (flojos, no cubriendo la nariz, en forma intermitente, solo en algunas ocasiones) hace su baja eficacia aún más ineficiente o nula. 

5. El uso discontinuo durante el día en diferentes ámbitos empobrece aún mucho más su ineficiencia. 

6. Los barbijos comunes y las máscaras de protección facial de fabricación casera ofrecen una protección casi nula y no son considerados reemplazantes de otros métodos más efectivos como la vacunación y la buena ventilación. 

7. Las partículas aerosolizadas permanecen en el aire por largos períodos de tiempo (horas), son fácilmente distribuidas por difusión y corrientes aéreas en el espacio (por lo que van en contra de la teoría del distanciamiento social) y pueden portar muchos viriones. Las máscaras tienen filtros que no pueden capturar eficientemente las partículas más pequeñas y dejan brechas alrededor que permiten circular a las partículas hacia adentro y hacia afuera. 

8. Las máscaras comunes y quirúrgicas proveen muy limitada protección debido a que mientras limitan el número de partículas respiratorias grandes en el espacio, no previenen la emisión de pequeñas partículas (aerosoles) exhaladas durante la respiración, hablando, cantando, tosiendo. Debido a que las máscaras ofrecen un limitado control de fuente y más limitada protección personal, su efectividad puede mejorarse combinándolas con otras intervenciones (vacunación, por lejos y casi la única). 

9. Usar máscaras eficaces, (es decir, que garantizan eficiencia de filtro, resistencia respiratoria y calce adecuado) en forma adecuada, es poco menos que imposible. 

10. La vacunación, es naturalmente el método más efectivo (altamente efectivo) y probado de protección. 

11. Apreciación personal: Implementar todas las medidas fue, es y será una entelequia que ya fue probada (toda la gente en sus casas, todos los negocios cerrados, circulación prohibida, aislamiento de viajeros en hoteles, dejar los zapatos en los zaguanes, uso indiscriminado de lavandina y alcohol, etcétera) y fue además, altamente efectiva para: destruir la economía, aumentar la pobreza (y la mortalidad que ello implica), impedir cuidados médicos y crear consecuencias e impacto psicológico y social aún imponderables, empoderar a la población para decidir sobre la vida de los otros aún y altamente inefectiva para impedir la circulación de un virus, que si lo hubiésemos dejado circular, habría sido muchísimo menos dañino que lo que fuimos nosotros mismos. 

12. Ironía personal: suerte que a ninguno de nuestros sabios se le ocurrió que cazar virus con mediomundo podría haber sido una medida eficaz: en ese caso, las fábricas de mediomundos habrían hecho su veranito. 

Fuentes

Jeronimo Cello, PhD - Research Assistant Professor - Center for Infectious Diseases Department of Microbiology & Immunology - School of Medicine - Stony Brook University: aportes bibliográficos e información personal. 

Center for Infectious Disease Research and Policy – University of Minnesota
https://www.cidrap.umn.edu/ 

COMMENTARY: What can masks do? Part 1: The science behind COVID-19 protection https://www.cidrap.umn.edu/news-perspective/2021/10/commentary-what-can-masks-do-part-1-science-behind-covid-19-protection 

COMMENTARY: What can masks do? Part 2: What makes for a good mask study — and why most fail https://www.cidrap.umn.edu/news-perspective/2021/10/commentary-what-can-masks-do-part-2-what-makes-good-mask-study-and-why-most 

Publicaciones personales desde AAMF y en mi blog: 

10 de marzo de 2020. AAMF: Corriendo detrás de un virus: https://www.aamedicinafamiliar.com/2020/03/10/covid-19-corriendo-detr%C3%A1s-de-un-virus/ 

30 de mayo de 2020. Mimedicodecabecera.blogspot.com Algo muy grave va a sucederle a este pueblo http://mimedicodecabecera.blogspot.com/2020/05/algo-muy-grave-va-sucederle-este-pueblo.html

12 de diciembre de 2020. http://mimedicodecabecera.blogspot.com/2020/12/escupiendo-para-arriba-y-arruinando-la.html

2 de enero de 2022. http://mimedicodecabecera.blogspot.com/2022/01/el-problema-no-es-la-estrechez-del.html



Butterfly Hunting A young woman holding a butterfly net. Painting by Berthe Morisot (1841-1895) 1874 Sun. 0,46x0,56 m Paris, musee d'Orsay

martes, 15 de febrero de 2022

Eos y la vitamina D

 

Con mucho menos de lo que pienso, me calificarían de misógino a la vuelta de la esquina.

Si dijera que odio los asados de hombres por sus chistes perogrullescos, con doble sentido y muy frecuentemente misóginos u homófobos, su exceso de deportes, y porque las manadas de hombres se comportan de una forma tan predecible como tonta y que les pondría una bomba y saldría corriendo, ellos no dudarían en decirme: está bien puto, no vengas más. La sociedad culta en cambio, seguramente no me diría andrógino, ni violento; tendría unos cuantos votos a favor.

Si dijera que no pocas consultas de mujeres de clase media alta para arriba, por encima de los 60 me causan alergia, y que desearía tener un botón que abriera el piso donde está la silla de mi hiperpreventiva señora que me dice todo lo que le debo hacer en nombre de la prevención, seguramente me dirían misógino y violento.

Pues bien, si sentirme muy incómodo con esas cantinelas y desear que, como dice la letra de “Ojalá” de Silvio Rodríguez:

Ojalá se te acabe la mirada constante
La palara precisa, la sonrisa perfecta
Ojalá pase algo que te borre de pronto
Una luz cegadora, un disparo de nieve
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte
Para no verte tanto, para no verte siempre
En todos los segundos, en todas las visiones
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones

Si sentir esto es misoginia o violencia. Pido perdón.

Hemos hablado años de medicina basada en la evidencia, de cuidados médicos gerenciados; ahora, empezamos a hablar de toma compartida de decisiones, de práctica centrada en el paciente, de perspectiva del paciente y su familia y de cuidados de salud basados en el valor (CSBV).

En otra de nuestras cruzadas en pos de los cuidados de salud más eficientes, algunos interesados empezaremos a hablar de valor y lo definiremos como:

La creación de valor implica la optimización plena de todos los resultados generadose implica los resultados que importan al paciente, tanto en calidad de los servicios como en satisfacción percibida y los costos incurridos a lo largo de toda esa travesía. El valor crece toda vez que los costos de lograr los mismos o mejores resultados bajan.

Y verán esta fórmula:


El gran problema, la gran brecha que existe en esta fórmula, es que muchas veces, los pacientes, y lamentablemente también no pocos colegas, perciben como valor al desperdicio, es decir a las prácticas fútiles que no solo no mejoran, sino que hacen perder tiempo, sacar conclusiones erróneas y gastar mucho más “en nombre de la prevención”. La vitamina D, es un ejemplo tan de moda como paradigmático.

Un 80 por ciento de los estudios que ordeno no los haría. Ninguna determinación de vitamina D de las que ordené en los últimos años, pasó por mi cabeza. Me la insuflaron.

Y no me rotulen de misógino: voy a hablar pésimo de la vitamina D, en el caso de que la vitamina D se auto perciba como femenina y no me pida que le llamen “le vitamine D” o que me digan machista por llamarle 25-hidroxi-colecalciferol, caso flagrante de masculinización inapropiada.

Pues ahora, estoy cansado de las mujeres sesentonas y de la vitamina D.

¿Por qué las mujeres? Porque muchas más llegan a ancianas, porque no pocas hacen de la medicina su agenda, porque unas cuantas escuchan la radio a la mañana, porque te imponen los análisis que les impuso el chanta mediático de turno o el periodista indocumentado o el colega indocumentado o “untado” … y porque encima, cuando expresás tus conocimientos (no digo tu “opinión” sino tus conocimientos) … no te creen.

Salgan a las confiterías de Palermo, de Recoleta, de Almagro, de Caballito a las seis de la tarde y miren quiénes son los clientes: todas señoras bien arregladas. Acérquense a una mesa y traten de escuchar sin ser percibidos unos diez minutos: apuesto a que a los pocos minutos escucharán dermatólogo, o vitamina D, o densitometría o agua mineral o fibras.

El costo obsceno de la cantidad de determinaciones plasmáticas de vitamina D que se hicieron en los últimos 5 años le daría de comer, o de vestir o de leer a unos cuantos de esos niñitos que andan descalzos, con los pañales pesados de pis, con el cuerpo negro de mugre, con hermanitos abriéndote la puerta en los supermercados.

La cantidad de frascos de vitamina D que se han tomado nuestras Eos, las que nacen de la mañana, las de dedos de rosa, serviría para abrir y mantener unos cuantos colegios.

Se puso de moda, nos la metieron por las narices e hicieron que ahora, descubramos que a nuestras madres y a nuestras abuelas que ya viven más de 80 años: les falta vitamina D.

Querida Eos: no sirve para saber cómo estás, sus niveles plasmáticos no hablan de cómo estás, ni de si te falta ni de si tienes que tomar un frasco cada tanto o unas gotas por semana y ni siquiera se han identificado condiciones que se corrijan ni vidas útiles que se alarguen por tomar vitamina D.

Hemos destruido valor, hemos aumentado los costos para nada.

Amo la práctica de la medicina, la amé toda la vida, pero a ésta, a la medicina de las radios, de una pésimamente entendida “prevención” y a las señoras que vienen a pontificarme sobre qué es la prevención y qué estudios les debo hacer a ellas y también, por qué no, a sus maridos: a esa medicina la tiraría por la ventana, y si se considera mujer, le pediría el divorcio. 

Referencias

https://www.uspreventiveservicestaskforce.org/uspstf/recommendation/vitamin-d-deficiency-screening


Evelyn de Morgan: Eos.  Columbia Museum of Art. South Carolina



domingo, 23 de enero de 2022

El uno para otro

Era su primera consulta, había venido con su marido, pero éste se tuvo que ir.

Marcela Rosatti*, es una señora de 62 años muy bien cuidada y vestida, con esas minifaldas que se permiten las sesentonas cuando, luego de las vacaciones, el sol y las abundantes cremas humectantes compradas en los free shops del viaje a Dominicana, Puerto Rico o Brasil, las hace sentirse atractivas.

Yo frecuentemente los saludo y abro el juego de la consulta con mi muletilla: “Bueno, como dicen los jóvenes: ¿qué onda?”

La señora hace la introducción, en general vienen por algún problema puntual de salud, recomendados por algún allegado o simplemente porque quieren empezar el año haciendo buena letra y teniendo un médico de cabecera, alguien que se haga cargo de su salud. Esto último busca Marcela.

Hecha esta introducción, les pregunto si me permiten hacerles algunas preguntas y, como un oficial escribiente de comisaría “les tomo declaración”, me meto en su biografía.

A los diez minutos tengo un panorama bastante amplio de sus vidas, sus condiciones y su medicación:

Nacida el 12 de enero de 1958, hija de Alfonso, fallecido de cáncer de pulmón a los 51 años en 1982 y Veglia Anna Andreucci fallecida a los 80 de cáncer mama, luego de haber tenido cuando era mucho más joven “un cáncer que se lo curó un cura”.

Una hermana, Fiorella, 1954: hipotiroidismo, casada, tiene cuatro hijos vive en Buenos Aires. 

Marcela está casada con Mario Andrés Maraglino 1957, quien padeció una leucemia mieloide aguda en 1992 (dice que remitió sola), ingeniero industrial. 

Escribana, recientemente retirada del Ministerio Público . 

Trabaja con su marido en empresa de diseño industrial en la que también trabajan todos sus hijos: 

Franco, nacido en 1990 es su primer hijo; es adoptivo, estudia ingeniería como su padre adoptivo, vive con Anabella, que estudia psicología. Franco tuvo, en 2016, un linfoma de cuello que fue tratado y curado con tratamiento quimioterápico, aunque aclara Marcela que obligó a su oncólogo a suspender el tratamiento “porque lo estaban matando”. 

Guadalupe nació en 1992, es sana y acaba de casarse hace una semana con Brian Saluzzi; es licenciada en administración de empresas y tiene una pequeña empresa de marketing digital.

Lucas nació en 1995, es sano, está casado con Marcela Costa Smith y tienen una niña, Milena, nacida en 2019. 

Juan Marcos 1995 sano, casado en 2016 con Teresa Ríos Becquer una niña Martina Guadalupe 2019 sana. 

Marcela no toma medicación; fue operada de quistes de ovarios a los 26 años, fuma socialmente, tiene una ginecóloga que no le hace estudios de rutina; quiere un control de salud; un chequeo.

En lugar de medicación, expone una serie de cajas de colores con diferentes “productos naturistas”. 

Anoto en mi reporte de la consulta: 

“Tiene un montón de creencias metamédicas: como que un cura le evitó el cáncer a su madre, toma colágeno, gotas de quinácea, quercetina, flavonoides, calcium, magnesium, zinc, tintura madre; dice ser fanática del té con limón, jengibre y miel. Toma dióxido de cloro y dice con la frente bien alta que no se vacunó ella ni nadie de su familia “por propia convicción”. Aclara que, con el dióxido de cloro a ella y a su marido, se les están yendo un montón de verrugas” 

A su madre, un cura le curó un cáncer, la leucemia de su marido se curó sola, a su hijo lo salvó de que una oncóloga lo mate con quimioterapia, tiene una ginecóloga que no le hace estudios, de vacunas ni hablar y, además, toma cloro, y montones de “productos naturales”.

Ya en mis adentros la consulta y las ganas de ser médico de Marcela se me iban desmoronando como esos castillos de arena que hacemos en la playa y que poco a poco, las olas se van llevando.

Marcela es lo que en lógica kantiana podríamos llamar, “una imperativa categórica”

El imperativo categórico es un concepto central en la ética kantiana, y de toda la ética deontológica moderna posterior. Pretende ser un mandamiento autónomo (no dependiente de ninguna religión ni ideología) y autosuficiente, capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. Kant empleó por primera vez el término en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785).

En los últimos años, la medicina está migrando de lo que podríamos llamar “medicocentrismo” en el que el médico es el protagonista, se mira su ombligo y hace y deshace a piacere, a la medicina centrada en el paciente, en su perspectiva y la de su entorno, en la información apropiada, en la toma compartida de decisiones, en lo que podríamos llamar una saludable migración de una relación médico paciente paternalista y médico-céntrica a una relación deliberativa, en la que la perspectiva del paciente, el grado de evidencia de los actos médicos, los valores, las preferencias y los estilos y necesidades de vida juegan un papel muy importante, determinante diríamos, de los actos médicos.

Marcela viene a ser una exageración, una monstruosa caricatura de perspectiva del paciente; una perspectiva casi caleidoscópicamente amañada: futbolísticamente hablando, te ataca de entrada, te hace meter todos tus jugadores en el área y de ahí, te va a costar salir: te puede llenar la canasta de goles. Te va a ordenar hacer todo lo que se le pase por la cabeza; te va a ordenar los estudios que le parecen, te va a pedir derivaciones a los especialistas que le cuadren y te va a ordenar que le ordenes los estudios que ella quiera.

Es “anti-medicina” pero está llena de estupideces, de creencias insostenibles, en las que no me gusta gastar energía en siquiera discutir. Un mundo en el que las vacunas no sirven pero que, en cambio, gasta muchísimo dinero en montones de “bijouteries naturistas”

En la próxima consulta, después de mirar ceremoniosamente sus análisis, le diré:

Marcela: no soy el médico que usted necesita, ni tampoco es usted la paciente que deseo tener.

Y cada carancho a su rancho.

*Datos y  personajes han sido modificados para preservar la identidad y privacidad de las personas.

Referencias

https://es.wikipedia.org/wiki/Imperativo_categ%C3%B3rico

Emanuel EJ, Emanuel LL. Four models of the doctor-patient relationship.  JAMA. 1992;267:2221-2226.

Garcia, C. (2001). Evolución de la relación médico-paciente: de la medicina centrada en el médico a la medicina centrada en el paciente. Evidencia, Actualización En La práctica Ambulatoria4(4). https://doi.org/10.51987/evidencia.v4i4.4955

García, C. Modelos de relación médico´paciente. Medicina Familiar Y Práctica Ambulatoria 3ª Ed. (2016)




Alberto Prando - "Titiritero boquense", Óleo sobre tela, 145 X 85 cm. Museo Benito Quinquela Martín


domingo, 2 de enero de 2022

El problema no es la estrechez del contacto sino la estrechez de la mente

 … de la mente de la población en general a la que de alguna forma indulgente podríamos llamarle lega, simplemente porque no es su tema y no tienen por qué saber.

Pero la estulticia de nuestras autoridades y, mucho peor, de nuestros asesores, devenidos en científicos, que no lo son, epidemiólogos, que no lo son, expertos que tampoco lo son, está creando un daño, una confusión una nueva dilapidación de recursos, rayanas en la inmoralidad.

En los últimos días, la definición de moda es “contacto estrecho”. En aras de esa estrechez de contactos se han suspendido fiestas, se generaron miles y miles y miles de consultas, de colas para testearse de viajes que se suspenden, de testeos innecesarios… nueva inmundicia de nuestras autoridades, que de autoridad no tienen nada, de nuestros expertos que no lo son, científicos que no lo son, epidemiólogos que no lo son; charlatanes, chapuceros, ávidos de fama, irresponsables, farsantes: todo esto sí, menos lo otro.

La histeria que ha generado el ómicron, no tiene ninguna correlación con la información válida que se tiene en el momento: quienes tienen dos dosis de vacuna y más aún, tres dosis, no desarrollan enfermedad grave, ni hospitalización, ni muerte en la inmensa mayoría de los casos; un montón se infectan, pero la vacuna está haciendo lo que tiene que hacer, como lo hacen todas las vacunas. Pedirle a la vacuna que impida la infección, y peor, testear masivamente a miles de personas con cuadros leves es una locura, una insensatez que viene, naturalmente, de contactos (los pseudo-expertos y comunicadores) estrechos (estrechos de formación, de documentación y de mente).

Mientras las vacunas nos sigan protegiendo y algunos vacunados infectados desarrollen enfermedad leve (muchos muy leve, muchos desapercibida) los testeos masivos no tienen ninguna lógica y esta histeria colectiva de reuniones suspendidas y precauciones irracionales, no tiene ninguna lógica. Las autoridades de los diferentes países del mundo, no ayudan, no ayudan a tener un mensaje claro y nuevamente, la embarran: peor el “remedio” que la enfermedad.

Hace poco me encontré en una reunión con un joven médico que me comentaba mis escritos y se acordaba de mi primer post referente a la pandemia y de alguna forma me dijo que lo mío había sido muy valiente y que “si bien después ocurrió lo que ocurrió” en su momento, mi razonamiento era “valiente”. Como diciendo, te equivocaste, pero fuiste valiente.

Hoy leo nuevamente mi texto y sin considerarme un esclarecido, ni un clarividente, ni iluminado, ni nada de nada, considero que nada de lo que escribimos en ese momento era una insensatez.

En el mundo, y en la Argentina en particular, fueron mucho mayores los estragos que causaron los políticos y los chantas que lo que hizo el coronavirus: se destruyó la economía, se destruyó el sistema de salud, que se concentró en una enfermedad, se vulneró la salud empeorando todos los indicadores porque muchos sanos entraron en la pobreza o en la indigencia acortando significativamente su expectativa de vida y porque cada enfermo que dejó de consultar y se recluyó entre cuatro oscuras paredes sin controlarse, perdió músculo día a día, engordó día a día y deterioró su cabeza día a día.

Así como para un médico es mucho más fácil disimular su impericia haciendo cosas que no haciendo nada, para un político no sobreactuar y no salir a la calle a decir estupideces o rasgarse las vestiduras en imbecilidades, es espanta votos.

Les estamos diciendo que se testeen cuando no tenemos capacidad de testear y encima los amontonamos para testearse.

¿Se acuerdan cuando recluimos en hoteles a los asintomáticos? ¿Se acuerdan cuando se inició un debate por los corredores urbanos (los runners), llevándolos casi hasta la demonización? ¿Se acuerdan cuando a los que venían de la costa los amontonábamos para hacerse un test de saliva?

Hoy por hoy hubo una sola medida indiscutible: la vacunación.

El barbijo, otro instrumento de demonización si no se lo usaba, es un tibio preventivo, muy tibio; y en los lugares abiertos no sirve para nada.

Hacer testear a los viajeros, otra estupidez supina para crear confusión, aglomeraciones y destrucción de la economía: estás vacunado, arriba, sos anti-vacunas: la línea aérea es anti-estúpidos así que andate a pie. 

El otro día un paciente me escribe por WhatsApp:

Hola Carlos. Estoy en la cola para meterme en la aplicación de la tercera dosis; dan Pfizer y yo tengo la primera de Sputnik y la segunda Moderna; ¿sirve o hay alguna contraindicación?

Mi respuesta fue: pero ¿fuiste al vacunatorio o a la heladería? Sí, vacunate y dejame de joder.

La cantidad de consultas que se generaron con qué vacuna es mejor, qué asociación es mejor y que patatín y que patatán, fue abrumadora: 

...sí loco, date la Pfizer, pedile que te la den con baño de chocolate y dejame de romper las pelotas.

Mi hijo quiere pasar las fiestas con nosotros pero estuvo en una reunión donde había una chica que había estado en una reunión en la que había un chico que había viajado en un avión…

¿Con qué nueva estupidez nos engancharán nuestras autoridades en las próximas semanas?

 

San Francisco abrazando a un leproso, de Zacarías González Velázquez (museo del Prado)

Referencias

https://www.aamedicinafamiliar.com/2020/03/10/covid-19-corriendo-detr%C3%A1s-de-un-virus/

Jerónimo Cello, PhD, Research Assistant Professor, Center for Infectious Diseases, Department of  Microbiology & Immunology, School of Medicine,Stony Brook University: comunicación personal (toda la información sobre vacunas y testeos)