domingo, 23 de enero de 2022

El uno para otro

Era su primera consulta, había venido con su marido, pero éste se tuvo que ir.

Marcela Rosatti*, es una señora de 62 años muy bien cuidada y vestida, con esas minifaldas que se permiten las sesentonas cuando, luego de las vacaciones, el sol y las abundantes cremas humectantes compradas en los free shops del viaje a Dominicana, Puerto Rico o Brasil, las hace sentirse atractivas.

Yo frecuentemente los saludo y abro el juego de la consulta con mi muletilla: “Bueno, como dicen los jóvenes: ¿qué onda?”

La señora hace la introducción, en general vienen por algún problema puntual de salud, recomendados por algún allegado o simplemente porque quieren empezar el año haciendo buena letra y teniendo un médico de cabecera, alguien que se haga cargo de su salud. Esto último busca Marcela.

Hecha esta introducción, les pregunto si me permiten hacerles algunas preguntas y, como un oficial escribiente de comisaría “les tomo declaración”, me meto en su biografía.

A los diez minutos tengo un panorama bastante amplio de sus vidas, sus condiciones y su medicación:

Nacida el 12 de enero de 1958, hija de Alfonso, fallecido de cáncer de pulmón a los 51 años en 1982 y Veglia Anna Andreucci fallecida a los 80 de cáncer mama, luego de haber tenido cuando era mucho más joven “un cáncer que se lo curó un cura”.

Una hermana, Fiorella, 1954: hipotiroidismo, casada, tiene cuatro hijos vive en Buenos Aires. 

Marcela está casada con Mario Andrés Maraglino 1957, quien padeció una leucemia mieloide aguda en 1992 (dice que remitió sola), ingeniero industrial. 

Escribana, recientemente retirada del Ministerio Público . 

Trabaja con su marido en empresa de diseño industrial en la que también trabajan todos sus hijos: 

Franco, nacido en 1990 es su primer hijo; es adoptivo, estudia ingeniería como su padre adoptivo, vive con Anabella, que estudia psicología. Franco tuvo, en 2016, un linfoma de cuello que fue tratado y curado con tratamiento quimioterápico, aunque aclara Marcela que obligó a su oncólogo a suspender el tratamiento “porque lo estaban matando”. 

Guadalupe nació en 1992, es sana y acaba de casarse hace una semana con Brian Saluzzi; es licenciada en administración de empresas y tiene una pequeña empresa de marketing digital.

Lucas nació en 1995, es sano, está casado con Marcela Costa Smith y tienen una niña, Milena, nacida en 2019. 

Juan Marcos 1995 sano, casado en 2016 con Teresa Ríos Becquer una niña Martina Guadalupe 2019 sana. 

Marcela no toma medicación; fue operada de quistes de ovarios a los 26 años, fuma socialmente, tiene una ginecóloga que no le hace estudios de rutina; quiere un control de salud; un chequeo.

En lugar de medicación, expone una serie de cajas de colores con diferentes “productos naturistas”. 

Anoto en mi reporte de la consulta: 

“Tiene un montón de creencias metamédicas: como que un cura le evitó el cáncer a su madre, toma colágeno, gotas de quinácea, quercetina, flavonoides, calcium, magnesium, zinc, tintura madre; dice ser fanática del té con limón, jengibre y miel. Toma dióxido de cloro y dice con la frente bien alta que no se vacunó ella ni nadie de su familia “por propia convicción”. Aclara que, con el dióxido de cloro a ella y a su marido, se les están yendo un montón de verrugas” 

A su madre, un cura le curó un cáncer, la leucemia de su marido se curó sola, a su hijo lo salvó de que una oncóloga lo mate con quimioterapia, tiene una ginecóloga que no le hace estudios, de vacunas ni hablar y, además, toma cloro, y montones de “productos naturales”.

Ya en mis adentros la consulta y las ganas de ser médico de Marcela se me iban desmoronando como esos castillos de arena que hacemos en la playa y que poco a poco, las olas se van llevando.

Marcela es lo que en lógica kantiana podríamos llamar, “una imperativa categórica”

El imperativo categórico es un concepto central en la ética kantiana, y de toda la ética deontológica moderna posterior. Pretende ser un mandamiento autónomo (no dependiente de ninguna religión ni ideología) y autosuficiente, capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. Kant empleó por primera vez el término en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785).

En los últimos años, la medicina está migrando de lo que podríamos llamar “medicocentrismo” en el que el médico es el protagonista, se mira su ombligo y hace y deshace a piacere, a la medicina centrada en el paciente, en su perspectiva y la de su entorno, en la información apropiada, en la toma compartida de decisiones, en lo que podríamos llamar una saludable migración de una relación médico paciente paternalista y médico-céntrica a una relación deliberativa, en la que la perspectiva del paciente, el grado de evidencia de los actos médicos, los valores, las preferencias y los estilos y necesidades de vida juegan un papel muy importante, determinante diríamos, de los actos médicos.

Marcela viene a ser una exageración, una monstruosa caricatura de perspectiva del paciente; una perspectiva casi caleidoscópicamente amañada: futbolísticamente hablando, te ataca de entrada, te hace meter todos tus jugadores en el área y de ahí, te va a costar salir: te puede llenar la canasta de goles. Te va a ordenar hacer todo lo que se le pase por la cabeza; te va a ordenar los estudios que le parecen, te va a pedir derivaciones a los especialistas que le cuadren y te va a ordenar que le ordenes los estudios que ella quiera.

Es “anti-medicina” pero está llena de estupideces, de creencias insostenibles, en las que no me gusta gastar energía en siquiera discutir. Un mundo en el que las vacunas no sirven pero que, en cambio, gasta muchísimo dinero en montones de “bijouteries naturistas”

En la próxima consulta, después de mirar ceremoniosamente sus análisis, le diré:

Marcela: no soy el médico que usted necesita, ni tampoco es usted la paciente que deseo tener.

Y cada carancho a su rancho.

*Datos y  personajes han sido modificados para preservar la identidad y privacidad de las personas.

Referencias

https://es.wikipedia.org/wiki/Imperativo_categ%C3%B3rico

Emanuel EJ, Emanuel LL. Four models of the doctor-patient relationship.  JAMA. 1992;267:2221-2226.

Garcia, C. (2001). Evolución de la relación médico-paciente: de la medicina centrada en el médico a la medicina centrada en el paciente. Evidencia, Actualización En La práctica Ambulatoria4(4). https://doi.org/10.51987/evidencia.v4i4.4955

García, C. Modelos de relación médico´paciente. Medicina Familiar Y Práctica Ambulatoria 3ª Ed. (2016)




Alberto Prando - "Titiritero boquense", Óleo sobre tela, 145 X 85 cm. Museo Benito Quinquela Martín


domingo, 2 de enero de 2022

El problema no es la estrechez del contacto sino la estrechez de la mente

 … de la mente de la población en general a la que de alguna forma indulgente podríamos llamarle lega, simplemente porque no es su tema y no tienen por qué saber.

Pero la estulticia de nuestras autoridades y, mucho peor, de nuestros asesores, devenidos en científicos, que no lo son, epidemiólogos, que no lo son, expertos que tampoco lo son, está creando un daño, una confusión una nueva dilapidación de recursos, rayanas en la inmoralidad.

En los últimos días, la definición de moda es “contacto estrecho”. En aras de esa estrechez de contactos se han suspendido fiestas, se generaron miles y miles y miles de consultas, de colas para testearse de viajes que se suspenden, de testeos innecesarios… nueva inmundicia de nuestras autoridades, que de autoridad no tienen nada, de nuestros expertos que no lo son, científicos que no lo son, epidemiólogos que no lo son; charlatanes, chapuceros, ávidos de fama, irresponsables, farsantes: todo esto sí, menos lo otro.

La histeria que ha generado el ómicron, no tiene ninguna correlación con la información válida que se tiene en el momento: quienes tienen dos dosis de vacuna y más aún, tres dosis, no desarrollan enfermedad grave, ni hospitalización, ni muerte en la inmensa mayoría de los casos; un montón se infectan, pero la vacuna está haciendo lo que tiene que hacer, como lo hacen todas las vacunas. Pedirle a la vacuna que impida la infección, y peor, testear masivamente a miles de personas con cuadros leves es una locura, una insensatez que viene, naturalmente, de contactos (los pseudo-expertos y comunicadores) estrechos (estrechos de formación, de documentación y de mente).

Mientras las vacunas nos sigan protegiendo y algunos vacunados infectados desarrollen enfermedad leve (muchos muy leve, muchos desapercibida) los testeos masivos no tienen ninguna lógica y esta histeria colectiva de reuniones suspendidas y precauciones irracionales, no tiene ninguna lógica. Las autoridades de los diferentes países del mundo, no ayudan, no ayudan a tener un mensaje claro y nuevamente, la embarran: peor el “remedio” que la enfermedad.

Hace poco me encontré en una reunión con un joven médico que me comentaba mis escritos y se acordaba de mi primer post referente a la pandemia y de alguna forma me dijo que lo mío había sido muy valiente y que “si bien después ocurrió lo que ocurrió” en su momento, mi razonamiento era “valiente”. Como diciendo, te equivocaste, pero fuiste valiente.

Hoy leo nuevamente mi texto y sin considerarme un esclarecido, ni un clarividente, ni iluminado, ni nada de nada, considero que nada de lo que escribimos en ese momento era una insensatez.

En el mundo, y en la Argentina en particular, fueron mucho mayores los estragos que causaron los políticos y los chantas que lo que hizo el coronavirus: se destruyó la economía, se destruyó el sistema de salud, que se concentró en una enfermedad, se vulneró la salud empeorando todos los indicadores porque muchos sanos entraron en la pobreza o en la indigencia acortando significativamente su expectativa de vida y porque cada enfermo que dejó de consultar y se recluyó entre cuatro oscuras paredes sin controlarse, perdió músculo día a día, engordó día a día y deterioró su cabeza día a día.

Así como para un médico es mucho más fácil disimular su impericia haciendo cosas que no haciendo nada, para un político no sobreactuar y no salir a la calle a decir estupideces o rasgarse las vestiduras en imbecilidades, es espanta votos.

Les estamos diciendo que se testeen cuando no tenemos capacidad de testear y encima los amontonamos para testearse.

¿Se acuerdan cuando recluimos en hoteles a los asintomáticos? ¿Se acuerdan cuando se inició un debate por los corredores urbanos (los runners), llevándolos casi hasta la demonización? ¿Se acuerdan cuando a los que venían de la costa los amontonábamos para hacerse un test de saliva?

Hoy por hoy hubo una sola medida indiscutible: la vacunación.

El barbijo, otro instrumento de demonización si no se lo usaba, es un tibio preventivo, muy tibio; y en los lugares abiertos no sirve para nada.

Hacer testear a los viajeros, otra estupidez supina para crear confusión, aglomeraciones y destrucción de la economía: estás vacunado, arriba, sos anti-vacunas: la línea aérea es anti-estúpidos así que andate a pie. 

El otro día un paciente me escribe por WhatsApp:

Hola Carlos. Estoy en la cola para meterme en la aplicación de la tercera dosis; dan Pfizer y yo tengo la primera de Sputnik y la segunda Moderna; ¿sirve o hay alguna contraindicación?

Mi respuesta fue: pero ¿fuiste al vacunatorio o a la heladería? Sí, vacunate y dejame de joder.

La cantidad de consultas que se generaron con qué vacuna es mejor, qué asociación es mejor y que patatín y que patatán, fue abrumadora: 

...sí loco, date la Pfizer, pedile que te la den con baño de chocolate y dejame de romper las pelotas.

Mi hijo quiere pasar las fiestas con nosotros pero estuvo en una reunión donde había una chica que había estado en una reunión en la que había un chico que había viajado en un avión…

¿Con qué nueva estupidez nos engancharán nuestras autoridades en las próximas semanas?

 

San Francisco abrazando a un leproso, de Zacarías González Velázquez (museo del Prado)

Referencias

https://www.aamedicinafamiliar.com/2020/03/10/covid-19-corriendo-detr%C3%A1s-de-un-virus/

Jerónimo Cello, PhD, Research Assistant Professor, Center for Infectious Diseases, Department of  Microbiology & Immunology, School of Medicine,Stony Brook University: comunicación personal (toda la información sobre vacunas y testeos)