jueves, 23 de diciembre de 2021

Al pan, pan y al vino, vino: sin eufemismos, sin identidades ocultas y sin pretendidas identidades nacionales

En el día de hoy, en una publicación titulada “Cuidados paliativos o eutanasia: dignidad o descarte”, el doctor Pablo de la Torre, médico y Presidente de la Asociación Civil Concordia, se refiere al proyecto de legalización de la eutanasia a quien califica, de entrada, como un proyecto que “Detrás de una serie de eufemismos como ′” buen morir” o “derecho a morir”, se propone legalizar el acto por el cual se provoca la muerte deliberada de una persona." 

En el mismo artículo se refiere al “olvidado” proyecto de ley de cuidados paliativos; luego, ensaya una serie de definiciones entre eutanasia activa y pasiva, directa o indirecta y concluye:

“En la medida en que el derecho a la vida y la dignidad de la persona humana sean puestos entre paréntesis, ¿Qué va a mover a una sociedad a querer progresar? Si cada vida humana no tiene un valor intrínseco, ¿por qué preocuparnos en brindarle educación o seguridad? 

Concluye: "Es urgente empezar a trabajar en sentido contrario: abandonar ideologías y agendas que nada tienen que ver con nuestra identidad nacional, volver a poner los pies sobre la tierra, mirar la realidad, hacernos cargo de los problemas, recuperar el sentido común y el respeto por la vida y la familia que durante años fueron nuestro norte. ¿Se puede? Sé que sí.

Interpreto a este artículo como no menos tendencioso y eufemístico proveniente de alguien que trata de llevar agua al molino de sus pensamientos o creencias no con menos eufemismos y con una mezcla de argumentos que van desde las ideologías, hasta la “identidad nacional”;  o la burda falacia non sequitur de argumentar que una ley de eutanasia podría ser una barrera al deseo de progresar, que interpreto como su pensamiento, erigiéndose entonces en intérprete y  legislador de esta presunta "identidad nacional".

No me consta, no puedo asegurarlo pero  sospecho fuertemente, por la orientación de los argumentos rayana en la tendenciosidad para cualquier lector advertido (los menos), que el doctor de la Torre es un ferviente católico.

Por supuesto que para quienes existe Dios, un ser supremo que todo lo decide con misericordia y ecuanimidad, el hombre jamás puede interceder en las decisiones del Señor. 

Entonces doctor, claro está, respeto y entiendo su pensamiento de que el hombre de ninguna manera puede interponerse o modificar la voluntad del Señor: en este contexto, naturalmente el aborto, la eutanasia, la muerte asistida y hasta el divorcio, son crímenes, pecados, herejías.

Si el doctor empezara con estos argumentos exponiendo libre y frontalmente sus creencias y profesiones, todo estaría clarísimo: sus pensamientos, su discurso y sus derechos. No alcanzo a entender, sinceramente, por qué la Iglesia Católica y ciertas congregaciones o prelaturas o como sea que se denominen, como el Opus Dei, utilizan un discurso larvado, plagado también de eufemismos.

Naturalmente entiendo que para alguien para quien existe un ser supremo y misericordioso que todo lo decide, nada ni nadie puede jamás interponerse ante su voluntad. En su libro Camino, el Venerable Siervo de Dios San Josémaría, susurra al oído de su lector:

 “No olvides que eres… el depósito de la basura – Por eso, si acaso el Jardinero divino echa mano de ti, y te friega y te limpia… y te llena de magníficas flores…, ni el aroma ni el color, que embellecen tu fealdad, han de ponerte orgulloso.

-Humíllate: ¿no sabes que eres el cacharro de los desperdicios?

¿Tú…, soberbia?  –¿De qué?

“Eres polvo sucio y caído…”

Adoptando su rol, poniéndome su sayo, utilizando su tono, me permitiría entonces decir:

¿Aborto?, ¿Divorcio? ¿Eutanasia?, ¿Muerte asistida? ¿Suicidio?... ¿desde cuando tú, borrico inmundo, cacharro de desperdicios, pretendes modificar la voluntad del divino Jardinero?

Y así, las cosas serían más simples, el pan sería pan y el vino, vino y el doctor de la Torre y la Santa Iglesia Católica, que hagan de su vida lo que quieran porque les asiste todo su derecho, el divino, por encima de todo y el civil, escrito por el cacharro de los desperdicios.

Pero ocurre que no soy católico y que no creo en Dios; ocurre que soy ateo (no agnóstico, ateo) y si me permiten hilar más fino, soy antiteísta; para mí, mi dios, sería el Estado, lamentablemente en manos del verdadero cacharro de los desperdicios, gran parte (no todos) de los políticos argentinos.

Y sin vueltas, sin eufemismos, sin mensajes larvados, sin invocación del ser nacional, quiero decirles que lamento mucho que con toda esta dialéctica del bien morir, de la eutanasia, de si es pasiva o activa, directa o indirecta o la mar en coche, están hundiendo mi aspiración mucho más tensionante, mucho más hereje, mucho más temerosa, rayana en la provocación y el tabú: el suicidio asistido y una ley que lo permita.

La eutanasia “negocia” por así decirlo, los últimos días de la vida de un ser con una enfermedad terminal. Esta eutanasia te saca de las torturas de la diálisis, de la asistencia respiratoria mecánica, de los antibióticos y de las drogas para mantener la presión y la circulación, cuando ya no podés decidir.

El suicidio asistido, lo que yo deseo y abogo por, lo que yo quiero que sea ley, me permite decidir la terminación de mi vida en el momento en que yo considere que ya no tiene sentido. No estando deprimido, situación que interferiría mi sano juicio, no estando presionado, ni condicionado. Estando en pleno uso de mis facultades físicas y mentales y sintiendo que mi vida útil y mi sentido de vivir han concluido dignamente, decido terminar con ella y recurro a la asistencia profesional para evitar los indecorosos tirada del balcón, Magnum 357, salto a las vías, o soga en el cuello con pataleos y estertores agónicos: unos aterrorizan a la gente, otros enchastran la pared de sangre, masa encefálica y astillas de huesos, otros además de aterrorizar a la gente interrumpen el transporte público y utilizan ingentes recursos públicos como carros de bomberos, ambulancias, morgue, abogados y autopsias judiciales.

Quiero el suicidio asistido, quiero salirle al cruce a la pertinaz biología cuando, para mí, haya terminado mi biografía. Quiero tener derecho a poder terminar con mi vida cuando lo desee, sin eufemismos y con la asistencia necesaria para no salpicar de sangre las paredes ni alargarle el regreso a casa a los cansados laburantes del conurbano.

Y quiero que el doctor de la Torre también pueda hacer lo que le dé la gana… o perdón, lo que le dé la gana a su divino Jardinero.

De modo que además del divino sufrimiento terrenal y la humillación ante el Divino, y la eutanasia pasiva o activa o directa o indirecta, o como sea que se llame cada una, quiero suicidio asistido: quiero, cuando considere que no voy a aportar nada más y les voy a empezar a comer el poco patrimonio que pudiera dejarles a mis hijas, poder ir a un colega, fumarme un faso, escuchar The end, de The Doors o Another brick in the wall o Life is life, viendo a Maradona hacer jueguito de precalentamiento en la cancha del Bayern, mientras por una vía, empiezan a pasarme tiopental, pancuronio, potasio y propofol.

Para ponerle un edulcorante, un solvente indoloro al término, para que la atemorizadora palabra suicidio no nos condicione, si quieren, si me permiten ¿podremos llamarla "eutanasia asistida"?

Pero que les quede bien claro, quiero hacerlo aun sin padecer cáncer metastásico o esclerosis lateral amiotrófica o cuadriplejía, quiero hacerlo cuando mi juicio lo dicte.  

Agrego un último párrafo que me envió por email un colega que me leyó diciéndome que acuerda absolutamente con mi escrito: "En un país donde el aborto es legal (y aclara que también está de acuerdo con ello) no comprendo cómo no lo es el poder decidir terminar con la propia vida, como último acto volitivo del ser humano." 

Doctor de la Torre: quiero “descartarme” cuando yo lo decida

 

La muerte de Séneca – Museo del Prado

Referencias

Pablo de la Torre: Cuidados paliativos o eutanasia: dignidad o descarte. La Nación, 23 de diciembre de 2021 https://www.lanacion.com.ar/opinion/cuidados-paliativos-o-eutanasia-dignidad-o-descarte-nid23122021-2/

Exit: cuando la biografía se termina pero la biología insiste: http://mimedicodecabecera.blogspot.com/2017/09/exit-cuando-la-biografia-se-termina.html

Cortar por lo sano: http://mimedicodecabecera.blogspot.com/2014/12/cortar-por-lo-sano.html

Suicidio asistido: https://es.wikipedia.org/wiki/Suicidio_asistido

 

 


11 comentarios:

  1. ya la palabra descarte me huele mal, sumada a identidad nacional, ya es "too much" como dijera alguien famoso. Charly, acuerdo 100% contigo. Deberíamos poder elegir irnos dignamente, cuando sintamos que ya nada tenemos que hacer aquí. Un abrazo y felices fiestas

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  2. Intenso tu artículo primo. Me quedo pensando y no es poco. Tu racionalidad es extrema y lo sé.Seguramente tenes razón creo en casi todo lo expresado,aunque no todos tengamos tu valentia..

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  3. Ok Charly, bastante de acuerdo en lo del suicidio asistido y la muerte por propia decisión. También lejos del dios judeocristiano e igualmente de un dios estado, digo que dejemos a de la Torre pensar como quiera, mientras no nos lo imponga. Ni él ni el estado. Por último, no creo que sea todo lo mismo, en nada es igual aborto que el tema que planteás o la eutanasia o divorcio (seguramente allí coincidiremos también); metiendo aborto creo, afectuosamente, que mezclás situaciones.
    Abrazo. Alfredo G.

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    1. Gracias Alfredo (no sé qué Alfredo sos, en todo caso aclarámelo por email). No creo "mezclar" cosas para nada cuando pongo aborto y eutanasia en el mismo plano: stricto sensu, si pienso como un católico practicante, un aborto es lisa y llanamente una asociación ilícita para perpetrar un crimen premeditado y alevoso, ni más ni menos; la eutanasia es otro crimen. Cuando me refiero al divorcio, sí "mezclo" pero deliberadamente para poner en claro la voluntad de Dios. Muchas gracias nuevamente.

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    2. Sumando a la claridad ideológica de esta nota, desearía ponderar la excelencia literaria. Pasajes como
      "El suicidio asistido, lo que yo deseo y abogo por, lo que yo quiero que sea ley, me permite decidir la terminación de mi vida en el momento en que yo, considere que ya no tiene sentido. No estando deprimido, situación que interferiría mi sano juicio, no estando presionado, ni condicionado. Estando en pleno uso de mis facultades físicas y mentales y sintiendo que mi vida útil y mi sentido de vivir han concluido dignamente, decido terminar con ella y recurro a la asistencia profesional para evitar los indecorosos tirada del balcón, Magnum 357, salto a las vías, o soga en el cuello con pataleos y estertores agónicos: unos aterrorizan a la gente, otros enchastran la pared de sangre, masa encefálica y astillas de huesos, otros además de aterrorizar a la gente interrumpen el transporte público y utilizan ingentes recursos públicos como carros de bomberos, ambulancias, morgue judicial, abogados y autopsias judiciales." son dignos de la más alta literatura en nuestro idioma.
      Claridad ideológica en este punto y pluma literaria: ¡Un poema Charly'
      Felicitaciones y el mejor suicidio asistido para vos.

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  4. Que bien Doctor, coincido plenamente con Usted. pase situaciones extremas
    con mis padres y pienso que Ellos hubiesen estado de acuerdo tambien Yo no pude tomar decisiones a pesar de ver la degradacion humana, me quedo
    de Ellos esa imagen!

    Gracias Doc. y Felices Fiestas!!!

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  5. El anterior comentario es de miguelangelciotti@yahoo.com.ar

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  6. Carlos, siempre un placer leerte y concordar con vos. La única razón por la cual veo difícil algo así sea realidad es que los pacientes crónicos y terminales son de gran utilidad al perverso negocio de medicina, una ex ciencia cada vez más funcional al dinero y menos a la salud y dignidad humana

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    1. Mmmmmm, estás mezclando biblia y calefón: que los crónicos y terminales lo son porque son negocio, que la ciencia es funcional al dinero y no a la salud... Cada argumento tuyo merecería un análisis, pero así todo junto te parecés a esas señoras que despotrican en la cola del banco. Gracias

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  7. Hola Charlie!!!! Muy buen punto que redondeo en una pandemia comunicacional: la de los evangelizadores de sus creencias o dislates, a saber los veganos, los terraplanistas, los antivacunas, los de la identidad de género, y en el caso de marras el de los ¨defensores del derecho a la vida ajena¨. No me molesta que cada cual piense lo que quiera y/o haga lo que quiera, siempre que no lo pesquen si es delito, pero me fastidia que me pretendan evangelizar, convencer con nimias razones, influenciar bajo ¨criterios morales¨ y así. Creo que hay decisiones personalísimas sobre las que nadie tiene derecho a opinar, tal como el aborto, o la decisión de morirse viendo a Maradona. Felicitaciones por tu opinión. Arturo.

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  8. Que confusión tremenda Tenes. Decís ser ateo y q tu Dios es el estado, pero parece q te crees Dios x arrogarte el derecho a decidir quien debe vivir o morir. Sos médico para salvar o para matar?? En q momento te quemaron el cerebro. Porq no Nos cuenta a ver q se siente matar un Bb inocente o un abuelo? Avísele a sus pacientes q le da lo mismo curar o matar !! Méngüele un poroto.

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