martes, 26 de julio de 2016

Todo cambia

Marisa tiene 70 años. Hace poco la vi por primera vez, su médico de cabecera dejó de atender y le recomendó que siga conmigo.

Como suelo hacer la primera vez que veo un paciente, escribo sus datos biográficos.

Nacida el 1 de octubre de 1946 hija de Norberto asesinado en la vía pública a los 41 años el 20 de marzo de 1955 cuando regresaba del trabajo a su casa en Avellaneda. El crimen nunca fue esclarecido. Madre, Milagros Bernárdez fallecida a los 63 años en 1976 aneurisma cerebral. Hermano: Julián 1949 sano, casado tres hijos: Rodrigo 30 y pico de años, Marcelo 24 y Cecilia 20, todos sanos.  Cecilia es ahijada de una de las hijas de Marisa.

Casada con Raúl Di Fiori 1945 sano.

Hijos: Gabriela 1972 sana casada tres varones: Pedro 9, Marcos 7 y  Miguel 4 años y medio. Arquitecta vive en Palomar. Patricia 1975 sana casada dos hijos: Hugo 7 años y Franca 3 años y ocho meses, es psicóloga y trabaja en un centro con niños discapacitados vive en La Lucila. Bernardita 1980 (20 de marzo, enfatiza resaltando que Bernardita nació el mismo día que asesinaron a su padre) sana, soltera, antropóloga vive sola.

Marisa vive con Raúl. Es nutricionista y trabajó con niños con trastornos de alimentación y los últimos 20 años en consultorios asistiendo en la atención psicológica de estos niños.

Raúl trabajó en un negocio familiar con primos y su hermano, vendían autopartes, cerraron en 2000.

Antecedentes: Asustadiza "con los años me he puesto peor". Dice ser obsesiva y muy temerosa con sus nietos. Mucho amor en la familia, se lleva muy bien con su marido a quien quiere muchísimo, dice que es muy servicial, hace unos días, Raúl cumplió 70 años y lloré mucho, por emoción, dice.

Refiere tener palpitaciones frecuentes y el año pasado un cuadro de taquicardia por lo que fue vista en guardia.

Toma medicación para la presión y un ansiolítico.

Trae anotado:

¿Puede ser que el Alplax me traiga somnolencia o como un dolorcito de cabeza o algo?
Tuvo días con contracturas brutales "me gustaría hacer kinesiología"
¿Las aspirinetas entonces? A mí me da vueltas en la cabeza de pensar que tenga algo como mi mamá, soy tan temerosa con ese tema entonces...
Tengo una catarata en ojo derecho que me descubrieron pero me dijeron que en el hospital está el doctor Betancourt que es muy bueno, me pregunto, Uyy si me tienen que operar...

"Tengo la autoestima por el piso".

Dice que va a hacer canto porque le gusta mucho y va a estudiar inglés porque le encanta; no quiere hacer computación.

Tiene escoliosis de la columna dorsal, un soplo sistólico de esclerosis valvular aórtica 1/6 y su presión está normal.

A los treinta y pico de días regresa a la consulta y me cuenta que fue de viaje con Raúl a Europa y que Raúl quería conocer también San Petersburgo. Tenían programado un viaje de 21 días pero a los diez días empezó a tener un síntoma difícil de describir, le parecía como que iba a tener un vértigo, lo que le produjo una ansiedad creciente y finalmente decidieron interrumpir el viaje y regresar.

Le digo que interpreto que su excesiva e infundada temerosidad, que en este caso parece tener orígenes ese 20 de marzo de hace 61 años,  le está causando no solo problemas a ella sino a su marido y a sus hijas y nietos probablemente. Le digo que el hecho que me relata de la interrupción de su viaje no es un detalle menor y que yo no quisiera ser una pieza más, funcional a sus temores. Que muy probablemente, como veo en su larga historia clínica, sus síntomas generan consultas y las consultas derivaciones y las derivaciones estudios. Marisa -le digo- la mejor forma que encuentran los médicos de calmar su propia incertidumbre y sacarse un paciente hipocondríaco, somatizador o angustiado de encima es ordenarle un estudio y derivarlo a un colega.

Tiene palpitaciones, hágase un electrocardiograma, o, peor, un Holter y consulte al cardiólogo.

Va al cardiólogo con el Holter normal y este devuelve el paquete al médico de cabecera y le dice al paciente (cosa frecuente y horrible) Dígale a García que la mande a un endocrinólogo escribiendo un horrible reporte de la consulta:

Palpitaciones. Holter normal.
Aconsejo consulta a endoc.

Le digo textualmente

Marisa, no voy a entrar en su juego, si me permite la expresión, porque su juego me hace un poco de mal a mí y mucho a usted.

Los ojos se le llenan de lágrimas y me dice -Tiene razón doctor.

Me gustaría que vea a un psicólogo y que junto con el psicólogo y usted, veamos qué podemos hacer para que sea más feliz ¿Podría venir con alguna de sus hijas, o con Raúl, en la próxima consulta?

Marisa va al psicólogo que le recomendé con quien me comunico y me dice que el caso de Marisa es patológico, que la vio una consulta pero que canceló la última cita y "me parece que no va a volver".

Ese mismo día, Marisa viene con Patricia, su hija psicóloga de niños.

Como todas estas consultas en que uno cita con un familiar por un paciente que yo llamaría "cortocircuito" la consulta empieza con cierta tensión, con muchos silencios con un paciente que no sabe de qué vamos a hablar, con una hija que se pregunta "qué hago yo acá" y con un médico (yo) que me pregunto en ese momento si no hubiera sido mejor un dosaje de hormona tiroidea, una derivación a un endocrinólogo y continuar con el show, como diría Freddy Mercuri. Hacer "la fácil".

Pero no. Me gustan estas consultas, sé que van a fluir, me siento un neurocirujano que está por abrir una cabeza llena de pus, sé que en cualquier momento voy a meter un escalpelo y todo el consultorio se va a llenar de pus.

También sé, y también recomiendo a los jóvenes que si uno no sabe qué puede pasar y qué va a hacer cuando pase lo que pase, mejor no meterse.

De modo que… en el consultorio, estamos Marisa, Patricia y yo… silencio, todos los ruidos vienen de afuera, de la calle, ruido de colectivos, alguna sirena y muchas bocinas…

Rompo el silencio.

-Pienso que usted Marisa no la está pasando bien, pienso que tampoco la están pasando bien los suyos y dado que sus síntomas no son racionales, es decir, no tienen una explicación lógica y yo no voy a generar un acto médico de cada uno de sus temores, le pedí que venga con alguien de los suyos y también que vaya a un psicólogo, para ver si podemos desentrañar y trabajar sobre el origen de sus miedos y si eso, de alguna forma le permite a usted ser más feliz.

Se producen los primeros cabeceos de asentimiento. Cabeceos de Marisa, cabeceos de Patricia, nos empezamos a aflojar cada uno en su asiento. Todo empieza a fluir.

Marisa me quiere decir algo pero no se anima, leo que me quiere decir que no le convenció el psicólogo, tiene miedo a decírmelo, me dice que no se sintió contenida...

Y me dice que tiene un problema muy grande - Y bueno, usted es mi médico y yo se lo tengo que decir ¿No? y mira a Patricia buscando consentimiento y me mira a mí y...

Pienso, epidemiológicamente, recorro mi historia de consultas, pienso en los somatizadores en los traumas, se me pasan por la cabeza el abuso sexual en la infancia, Raúl adúltero, hijos adoptivos que no lo saben... vaya a saber qué.

Y mira a Patricia y Patricia apura ¡Dale mamá, decile!

-Doctor, mi hija menor...

-¿Es homosexual? me adelanto y pregunto.

Marisa abre grandes los ojos y mira a Patricia...

Soy Maradona contra Inglaterra. Como dice, Calle 13 en su tema Latinoamérica

Soy la sangre dentro de tus venas,
soy un pedazo de tierra que vale la pena,
soy una canasta con frijoles,
soy Maradona contra Inglaterra anotándote dos goles.
Soy lo que sostiene mi bandera,
la espina dorsal del planeta es mi cordillera.
Soy lo que me enseño mi padre,

Llegamos al corazón de la infección, saltó el pus, saltó la interrupción del viaje, Marisa cree que soy David Copperfield, Patricia sabe que no lo soy, pero no le disgusta la idea.

Le digo cosas que ella piensa, le digo que no me vengan con "esto que nos pasó" con que "quisiera verlo si le pasa a usted", le digo que la diferencia que hay entre ella y yo no son solo los nueve años que me lleva sino que vivo un mundo en el que la homosexualidad empieza a dejar de ser "una enfermedad", un estigma y una vergüenza, que la diferencia entre ella y yo, aparte de que yo veo profesionalmente esta situación es que yo, cuando pensé en las futuras parejas de mis hijas, ya pensaba en ellos o ellas y que les guste o no, se resistan o no, refunfuñen o no, ahora, prontito debíamos volver a la normalidad y que volver a la normalidad significaba, primero y antes que nada:

No ofender a su hija y a su pareja, no discriminar, porque la ofensa y la discriminación iban a ser un camino de ida en el que iban a perder irreversiblemente a una hija.

Claro, el problema no es tanto Marisa, el problema está en Raúl. No lo acepta, pide que no le hablen de eso, se pregunta "qué hicimos" "en qué nos equivocamos" "quién tiene la culpa".

Al principio cuando Marisa habla de Bernardita y quiere hablar de su pareja, busca la palabra, prefiere no decirla o no sabe cómo definirla seguramente, para no sentirse cómplice.

Ante esos vacíos de palabras buscadas y no encontradas le pregunto si Bernardita vive con su pareja, me dice que sí y le digo que no solo cuando habla me tiene que mirar a los ojos sino que tiene que aprender a decirle "la pareja de Bernardita" y, además, llamarla por su nombre.

La pareja de Bernardita se llama Maggie. De aquí en más hablaremos de Maggie.

No se sintió contenida por el psicólogo que le recomendé porque "cuando le conté de Bernardita me dijo, bueno, para algunos es normal". Le dije que no hacía falta que lo vuelva a ver, que ahora teníamos trabajo nosotros.

En la próxima consulta vamos a ver si viene Raúl pero le aclaro que esta Navidad la pasaré en la casa de los Di Fiori, con ella, con Raúl, con Gabriela, Patricia, sus maridos y sus hijos.

Y con Bernardita y Maggie, naturalmente.

Soy médico de familia, además de la presión, del colesterol, de los pólipos en el colon, del exceso de peso y las coronarias enfermas, veo gente, en su contexto y con sus circunstancias.

No reírse, no lamentar, no detestar, comprender dice un precepto de Spinoza.

 Two Friends (pastel) - Henri de Toulouse - Lautrec

10 comentarios:

  1. ¡Qué linda historia! Se me caen las lágrimas.

    Y para frutilla del postre, terminás con el gran Baruch Spinoza.

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  2. Bueno ese escalpelo para expulsar el puspsico. Preguntando lo justo, con mesura y rumbo firme, todo sale a la luz. Bernardita y Maggie , nunca pensaron armar tanto jaleo !

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  3. Que interesante reflexión, sobre los más interesante del ser que el ser en si mismo y sus cárceles psíquicas, lo interesante de correrse de lo que debe ser normal y posicionarse en que es simplemente una norma social la cual va cambiando a lo largo del tiempo y la construcción de aceptaciones

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  4. muy buena la historia, y la refleccion última, pero cuánto te ayudaron "las canas"???

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  5. exelente! como siempre! y nos dejas pensando todo el dia...GRACIAS!!

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  6. genial, he tenido una historia parecida y me senti muy identificada.
    GRACIAS

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    Respuestas
    1. querido Doctor Garcìa, lamento la falta de profesionalismo del psicòlogo. Lo normal siempre es la temperatura del cuerpo 36.5 y no todos tenemos esa temperatura, je.
      La idea de familia tiene los vuelcos compatibles con la palabra "pueblo". La proyecciones de las personas, llevan cargas imposibles a veces. El 20 de marzo es la fecha de la muerte del padre de Marisa. Tambièn es la fecha del nacimiento de la menor de sus hijas. Lleva el nombre de una santa. Bernartita es la ùnica niña de 14 años que ve a la Virgen en Lourdes. Habrìa que indagar por què y quièn le puso ese nombre. un humilde aporte como guionista de tv y de radio. Mis respetos. Irene

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  7. Impecable historia Dr....orgullosa de ser médica de familia, involucrarse e ir siempre un poco mas allá de los "síntomas y signos".
    Muchos síntomas homeopáticos...le haría bien está medicina a Marisa

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  8. Excelente nota,
    Admiro la valentia, de no ser , uno más de la industria medica
    De poder bucear, más allá de los aparatos e indicadores
    Y de tener la astucia y valentia de lograr sacar la espina, que detiene el placer en la vida
    Encima ni cobrar por ello
    Mi admiración doc !
    Edy

    ResponderEliminar
  9. Excelente nota,
    Admiro la valentia, de no ser , uno más de la industria medica
    De poder bucear, más allá de los aparatos e indicadores
    Y de tener la astucia y valentia de lograr sacar la espina, que detiene el placer en la vida
    Encima ni cobrar por ello
    Mi admiración doc !
    Edy

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